El ejercicio consiste en leer en el libro de texto un artículo que habla sobre las vidas de dos chicas, Natalia y Shani, la primera nacida en Granada y la segunda en Luanda, Angola. El profesor nos pide que reflexionemos y esbribamos sobre él, y sobre los factores sociales que influyen en la vida de ambas.
Desde antes de su nacimiento, las vidas de Natalia y de Shani se encuentran ya condicionadas por muchos de los factores del medio en el que vivían sus madres. Como la madre de Natalia vivía en un país rico, durante todo su embarazo ha estado acudiendo a revisiones y tanto ella como muchas otras personas de su entorno se han encargado de que la niña naciera en las mejores condiciones posibles. En cambio, la madre de Shani vivía en Angola, un país en el que predomina la miseria. La niña ha nacido sin asistencia médica, y no existe ninguna garantía de que esté libre de afecciones o enfermedades. Como la madre de Natalia ha llevado una buena alimentación durante el embarazo, la niña nace con un peso ideal. En el caso de Shani, su madre no ha llevado una alimentación correcta, seguramente porque no podía permitírsela, por lo que la pequeña nace con un peso inferior al que cualquier bebé debería tener. Si hubiera nacido en un lugar rico, habría pasado un tiempo en la incubadora para crecer un poco más y desarrollarse mejor, pero en su caso esto no es posible. Sin que ella haya podido hacer nada para modificar este dato, nada más nacer su esperanza de vida ya es menor de 40 años.
Durante su infancia, Shani tiene que ver como sus compañeros de juegos van muriendo por enfermedades que ni de lejos podrían ser una causa de muerte para Natalia ni para ninguno de sus amigos, como la malaria, ya que en España todos los niños son vacunados contra ella.
Mientras Natalia va al colegio, estudia, juega, y hace cualquiera de las cosas que nosotros vemos como normales en una niña, Shani seguramente tiene que trabajar, cuidar de sus hermanos... A los dieciocho años tiene ya dos hijos, de los cuales uno ha muerto ya; mientras que Natalia está estudiando Bachillerato y pensando en su futuro, sin que tener un hijo entre dentro de sus planes.
Si Natalia viera el tipo de vida que lleva una chica de su misma edad en Angola, Shani en este caso, se horrorizaría y asombraría. Para Shani, la vida de Natalia es simplemente algo imposible de imaginar.
Con 30 años, cuando Natalia da a luz a su hijo, Shani está ya enferma y su compañero ha muerto. Esta segunda no puede conseguir los medicamentos para curarse. Los treinta años, en dos sitios distintos, pueden significar la juventud y la edad perfecta para tener un hijo en el caso de España, o una edad ya próxima a la muerte en el caso de Angola. Los sistemas de salud de este y de otros países no pueden hacer frente a las enfermedades que afectan a sus habitantes, por lo que la mayoría de ellos mueren antes de lo debido.
El gran problema que existe es que, pese a vivir todos en el mismo mundo, la riqueza está horriblemente mal repartida. Pertenece a unos pocos, que tienen mucho más de lo que necesitan, mientras que el resto, que supone la mayoría de los habitantes del planeta, no tienen ni siquiera comida que llevarse a la boca, agua para asearse y beber, ropa para abrigarse ni una casa donde vivir.
Cuando Shani ya ha muerto, Natalia tiene todavía más de la mitad de su vida por delante. Tiene una esperanza de vida de 83 años por haber nacido y vivido en España. En cambio, si hubiera nacido en Angola, uno de los países más pobres del África subsahariana, su esperanza de vida hubiera sido mucho menor.
Mientras que en la mayoría de los lugares la esperanza de vida aumenta año tras año, en África subsahariana ocurre lo contrario. En el "candidoblog" hay un enlace a una noticia que habla sobre esto, en la que se dice que la esperanza de vida en el África subsahariana fue en 2005 de 45,9 años, cuando a principios de los noventa llegó a 50. Esto quiere decir que las condiciones de vida en estos países son cada vez peores, en lugar de ir mejorando con el tiempo. Los países ricos, en vez de actuar ante esto, lo ignoramos o hacemos como que nos preocupa, pero sin llegar nunca a hacer nada para cambiarlo. Mientras sigue habiendo personas que mueren de hambre, hay otras que tiran ropa, comida, juguetes, muebles... en perfectas condiciones, compran cosas que no necesitan, malgastan energía y recursos... Y así va el mundo.





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